Brazilian Jiu-Jitsu


Cada cierto tiempo me encuentro nuevas pasiones. A veces duran, otras veces son sustituidas por otras, o por obligaciones que impiden el desarrollo de mis impulsos. El tiempo es finito, hay que saber elegir qué hacer con él. Empecé a leer cosas de Brazilian Jiu-Jitsu hace unos cuantos días y no he podido parar. Hay mucho material on-line: blogs personales, canales de YouTube, páginas de academias, enciclopedias, etc.

Atracciones

Voy a tratar de señalar cuáles son los elementos que me resultan atractivos de este arte marcial, algunos quizás sean exclusivos del BJJ y otros de las artes marciales en general.

  1. Complejidad. De acuerdo con los comentarios que he leído, uno tarda mucho tiempo en encontrarle la vuelta al BJJ. En otras disciplinas el combate parece bastante más sencillo. Uno ve Karate o Tae Kwon Do y advierte los bloqueos, las patadas, los ataques, las defensas (quizás hay pasajes en que la velocidad de las acciones dificulta comprender lo sucedido, pero una repetición a cámara lenta aclara quién logró conectar un golpe o asegurar un bloqueo). En el BJJ todo parece mucho más embrollado, he visto combates en los cuales es confuso identificar al contendiente que se encuentra en una posición ventajosa. Sin sumergirse en el universo de la disciplina no es obvio saber qué pretenden los luchadores (no me refiero a las pausas en las que estarán planeando sus próximos movimientos, sino a las acciones, cuando vemos una danza de brazos y piernas que se mueven para un lado y para lado) ni tampoco es claro y distinto advertir el modo en que pasan de una posición a otra. Como hay numerosas variantes y además la disciplina continúa desarrollándose (según parece se inventan nuevos movimientos ofensivos o defensivos como resultado de la experimentación y del ingenio) la riqueza de movimientos permite que se haya acuñado la metáfora de que el BJJ es un "ajedrez corporal".

The Jiu Jitsu Transformation

  1. Desafío. El avance en el reconocimiento "oficial", es decir la graduación representada en el color del cinturón, es lento, acorde a la complejidad y dificultades del aprendizaje. Esto es algo propio de cada escuela en otras artes marciales, pero lo resalto porque me parece común que se otorguen reconocimientos no necesariamente producto del aprendizaje y el esfuerzo. Yo creo que no basta con ser un alumno sarmientino, que no falte a clases. Esa regularidad requiere un reconocimiento, pero distinto al que se le otorga a quien incorporó las enseñanzas y cuenta con un arsenal de técnicas cuyo dominio se simboliza con un color del cinturón. En otras palabras, para que lo entiendan exclusivamente los fanáticos de MMORPGs, prefiero los juegos en que levear es complejo y lleva tiempo alcanzar el máximo nivel.
  2. Entrenamiento realista: como en BJJ una parte del entrenamiento se practica contra adversarios que se pueden defender con el máximo de su saber (dentro de las reglas del deporte), uno puede apreciar y poner a prueba el nivel de aprendizaje y la utilidad y eficacia de las técnicas en una pelea de uno contra uno. En cambio, en un arte marcial donde hay golpes y bloqueos es imposible lograr lo mismo porque la correcta realización de los movimientos pone en riesgo la salud de nuestros compañeros de práctica. ¿Por qué buscar este modo de realismo si no me interesa el arte marcial como defensa personal? Yo creo que le brinda otra intensidad a lo que yo considero un juego, pienso que me va a motivar más intensamente el deseo de desarrollar mi salud y habilidad corporal al ser un desafío de mayor magnitud. La mayor exigencia también pienso que puede generar una predisposición a comprender mejor los detalles, alternativas y sutilezas durante el aprendizaje.
  3. Tapeo: la existencia de un mecanismo para detener la acción permite que cuando un contendiente trata de desarrollar al máximo su acción puede estar (¿casi?) seguro de que el otro no sufrirá consecuencias físicas. Esto quizás alcanza para sentir la confianza de que si uno ejecuta una técnica con cierta intensidad no sea juzgado como un intento de desafío o una búsqueda de confrontación por encima del límite de lo amistoso. Ni bien alguien siente el inicio de un dolor o una falta de comfort se puede detener la acción sin que escale el deseo (o el instinto) de venganza.
  4. Buena prensa. Mucha gente cuenta experiencias positivas en la web. Como en otras disciplinas deportivas, hay testimonios que contagian el entusiasmo: historias sobre gente que mejoró notablemente su estado físico (desde bajar de peso hasta lograr destrezas impensadas) o que pudo desarrollar un gran compañerismo en sus prácticas, al tiempo que convertían a esta disciplina en un hobby y/o una pasión.

Peligro

Así como hay elementos atractivos, hay cuestiones que me generan alertas o directamente resultan en algo repulsivo.

  1. Lesiones. La práctica de un arte marcial incluye la posibilidad de sufrir lesiones. Si el instructor y los compañeros de práctica son cuidadosos, la frecuencia de las lesiones no debería ser mayor a las de cualquier otro deporte. Pero quizás en los primeros tiempos, cuando se es un aprendiz reciente, los riesgos se multipliquen si no escuchamos adecuadamente al cuerpo cuando se da por vencido. Aún cuando no haya malas intenciones, siempre puede haber accidentes: nuestro compañero puede perder el equilibrio encima nuestro, podemos sufrir una torcedura o golpearnos sin querer. Estos riesgos existen, son errores aleatorios inevitables en todo proceso, y no creo que sea sensato evitar la práctica ante esta posibilidad. Lo que sí me preocupa es que no se cumplan las premisas de la afirmación: puede que algún entusiasta tenga como objetivo participar en torneos de vale todo y no sea respetuoso con la humanidad del otro, o peor aún, que la filosofía de la escuela sea justamente esa, entrenar deportistas para competencias en las que todos comparten esta predisposición a la maximización de los resultados. En este caso, mi decisión será un rotundo no. Prefiero abandonar hasta encontrar un lugar más acorde con mis expectativas. O tal vez opte por hacer Capoeira, que no tiene contacto y en el cual creo que se hace mucho énfasis en la preparación física (se ve que lo brasileño de algún modo me llama siempre la atención).
  2. Escuelas/entrenador. Es clave para sentirse cómodo (desde el principio o a partir de algún momento no tan lejano) encontrar la escuela y los instructores adecuados para el modo en que planeamos experimentar la disciplina. Mi mayor miedo en relación con este punto es encontrar grupos enfocados en la competencia, sin intenciones de "perder el tiempo" con alguien que sólo busca desarrollar un pasatiempo saludable.
  3. Comercio. Cuando la escuela no es competitiva ni tradicionalista hay otro riesgo. Que se trate de un emprendimiento meramente comercial, donde el interés por la enseñanza de la disciplina se encuentre en segundo plano y la motivación sea eminentemente comercial. De todos modos, esto es como un problema minorista. Por el lado mayorista están las instituciones grandes, con portales de internet, y la industria del entretenimiento, o grandes escuelas que se promocionan comercialmente con técnicas de marketing que ponen en evidencia la existencia de un mercado y la pretensión de dominarlo y extenderlo. Hay mucha venta de clases, uniformes, y sueños, y no está mal estar atentos.

Viajes

  1. ¿Es un interés genuino? A veces me encuentro deseando cosas que nunca antes me interesaron. El entusiasmo puede estar provocado artificialmente y pasado un tiempo quizás se desvanezca. Ya veremos. El empuje propagandístico del BJJ me hace sospechar. Hay una proliferación de fanáticos de las luchas de artes marciales mixtas en las cuales el BJJ fue y sigue siendo protagonista, asociada a eventos que se televisan y con ello arrastran toda una industria que impone gustos y necesidades de dudosa trascendencia. Es un fenómeno mercantil masivo. En este punto creo que respeto más las artes marciales tradicionales que resaltan valores como la humildad, la paz interior, la búsqueda de uno mismo... aunque con este matiz y esta fachada también pueden encontrarse emprendimientos igual de comerciales. Supongo que así es la práctica de artes marciales en el mundo posmoderno.