El Minusculo - Anio 1 - Numero 01
EL MINÚSCULO
Estamos para el opúsculo
Año I - Número 01 - 26 de Noviembre de 2023
Se terminó de teclear el 26 de Noviembre de 2023 con Emacs y Org-Mode en Paraná, Entre Ríos, Argentina
Director: Diego Efe
Redacción
- Jefe de Todo: Dieguítico Efeltonian.
- Sección Política: Dieho Ahmed el-Efendi.
- Sección de Papelería Artística: Diegonaceos Efandarulli.
- Diseño Gráfico: Estudio Elías Profeteinu Grafenstein
- Limpieza de la Máquina de Offset: Diegolardociánides Efevrou
"It’s in the act of making things and doing our work that we figure out who we are" - Austin Kleon, “Steal like an artist”
Argentina - Montaña Rusa
Argentina es la atracción central del más siniestro parque de diversiones, una montaña rusa. Siento un grado de autoridad para estas afirmaciones al involucrar mecanismos paridos por la Madre Rusia. Sin incertidumbre, es mi voz ancestral que encuentra camino y corre para elevarse desde los pastizales eslavos que dieron origen a aquel engendro, hasta desplegarse en este recodo de relieve incorrecto, este espinal rodeado de ríos mortales que debería ser sólo una llanura apacible. Las tripas se nos escapan por las grietas de esta pomposa pampa chocadora, a toda velocidad disparados por el carrito que a duras penas, a puntada de alambre, sobrevive las vertiginosas curvas, en las que más de un judío, gaucho o no, entrega la vida. Podría estar exagerando, gritando el miedo desde la antesala del cine de medianoche, un poco antes de la función. Pero si es florido el lenguaje, es porque presto atención a la cartelera, y el ciclo se distingue por desesperanzador. Aunque algún Florencio logre conchabarse como actor de reparto, estamos ante una promesa muy poco floresciente. La montaña rusa abre sus puertas para un nuevo recorrido, nos pide los boletos, y nosotros, los hombres del mundo que seguimos queriendo habitar mareados el suelo argentino, nos abalanzamos sobre ella.
Se sospecha de la existencia de montañas rusas también en Villa Gesell
Hace una semana que nuestros músculos se aprestan a responder a esta nueva gimnasia que se nos impone. Mayoritariamente hemos elegido un bootcamp anarco-capitalista cuando venimos de lidiar con una fibrilación ventricular por nuestra falta de un Estado en forma. Parece irreal que un monigote trastornado tendrá la posibilidad de ser el coach. Irreal pero lógico, tras años de estropearnos la política con partidos para el olvido, cada vez más hundidos en la tabla, y no por culpa de la destrucción que sufrimos ante la potencia goleadora del alemán Cruyff.
En este péndulo repetitivo de elecciones en las que nunca gana el
oficialismo, el impulso de las oscilaciones está energizado por el
rechazo al fracaso de los últimos cuatro años vividos
sufridos. Así tuvimos kirchnerismo, macrismo, albertismo y ahora no
sabemos qué. Desde el 2015 en cada elección gana el desencanto y el
rechazo por encima del voto aprobatorio. En esta última elección se
conjuga la bronca, que terminó de empujar el carrito, con una
narrativa mesiánica que llamativamente es capaz de estafar a un amplio
espectro de votantes. Eso creo yo, que por momentos me encuentro ante
el altar de la escuela austríaca rezando para que el equilibrio entre
la oferta y la demanda arregle el desbarajuste fatal en el que
sobrevivimos hasta ahora.
Frente al rancho en llamas, no había muchas opciones para apagar el incendio, pero no deja de sorprenderme que hayamos elegido la nafta como solución. Ahora veremos qué pasa con las expectativas de quienes esperan que el ajuste y la mercantilización de todas las esferas de la vida nos traigan soluciones.
Un mapa para hallarnos. ¿Cómo llegamos acá?
Hace días vi a alguien compartir gráficas que muestran la evolución de los salarios convertidos a dólares, a lo largo del tiempo, y estoy seguro de haber visto gráficas diversas que ilustran que hemos atravesado valles y picos en variables que indicarían niveles de bienestar, relación del salario respecto de la inflación y cosas por el estilo. Hay datos que señalan salarios promedio de 1800 dólares en la era menemista. Un tanto dudosa la fuente de esos números… Pero supongamos que son ciertos. O no, no me sale. Mi percepción es que son puros dibujos y siempre los acuerdos salariales van detrás de la inflación, no tengo registro de aumentos que hayan significado cambios significativos en mis ingresos como trabajador de la educación. Sí percibo el aumento cuando me ha tocado temporalmente tener más horas de trabajo (y mucho más estrés), y más antigüedad, que en el caso de los docentes universitarios es un adicional muy significativo. Pero pasados dorados, nunca.
Otra de estas percepciones dispares me sucedió la noche del ballotage, que compartimos con la misma gente con quienes habíamos vivido los resultados de la primera vuelta. Vengo de mucha sensación distorsionada, empezando tras el último debate televisivo cuando me pareció demasiado exagerada y evidente la falta de aptitud de Milei para el cargo de presidente, valoración que desconozco por qué asumí sería colectiva. Massa le había pasado el trapo por todos los rincones de la estrategia. Reconozco que me tranquiliza un poco escuchar un político profesional tratando de tranquilizarme. Pero igual me sentía mal por la obligación de votar a Massa y al mismo tiempo anticipar su triunfo, así que por momentos dudé si no sería mejor restarle poder votando en blanco, pero habiéndome vestido de peronista por primera vez en la historia durante la primera vuelta no era momento de panquequear, o había que panquequearla a pleno que significaba justamente mantener firme al panqueque, que se yo. Es dificil darse a entender al ser interrogado por el encuestador. En Facebook publiqué un descargo, explicando que mi voto no era un apoyo a su gobierno. La cuestión es que habíamos decidido viajar a Santa Fe para pasar la noche del ballotage y repetir la cena que tuvimos con las mismas queridas personas que en la primera vuelta. Quisimos contribuir con nuestra cábala a la continuidad del lamentable estado de cosas actual, y evitar el empeoramiento fulminante. Temprano ya supimos el resultado. Nuestra anfitriona quedó muy afectada por las previsibles consecuencias del triunfo de Milei. Con tristeza e indignación se intensificaba contra los votantes que habían centrado su decisión en la altísima inflación, sin considerar que hay poca desocupación y otras variables económicas que no son tan desastrosas como para empujarnos a votar al jefe de un circo de personajes para el olvido. Compartí parte de su emoción, pero de vuelta mi percepción de la realidad me impedía estar de acuerdo.
O sea, parcialmente sí: los datos sueltos de la realidad, sin una panorámica, no dicen lo suficiente, la inflación no es lo único que nos pasa. Pero de todos modos, la percepción general de nuestra cotidianeidad es la de una degradación permanente, gradual, sin pausa, y en el contexto, para envolver con papel de regalo, unos gestores parasitarios que navegan aguas exóticas a costa de nuestras desventuras. ¿Cuánto de este registro es real? ¿Cuánta de nuestra sensorialidad está modulada por los medios de comunicación que en vez de dedicarse al ejercicio del periodismo resultan ser influencers de sus oscuras agendas?
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Interludio
Te diste cuenta que si tu apellido empieza con eme y tiene cinco letras tenías altas chances de ser presidente de Argentina incluso sin ser Massa ni Milei, y sin siquiera presentarte a elecciones? Macri sí se dio cuenta.
Libertarianismo Rima con Dictadura Genocida
En un entretenido reportaje en el canal de YouTube de Roxana Kreimer, Pablo Broda (historiador) y Guido Agostinelli (economista) coinciden en que el problema central no es la inflación sino la pérdida del poder adquisitivo. Es parecido pero no es lo mismo. El economista señala esta salvedad: tenemos un registro histórico que nos muestra que por encima de un 30% de inflación anual es muy dificil que los salarios puedan sortear las pérdidas. Así que me puse a mirar gráficas. En Argentina tenemos más del 30% desde el 2014, exceptuando el 25% del 2015 y el 24.8% del 2017. En el 2018, ya habiendo confirmado que el macrismo metereológico carecía de rigor para anticipar cualquier garúa de inversiones, la inflación supera el 47%. La reposera felina entrega el gobierno en 2019 con casi un 51%. La historia reciente la tenemos más fresca, con Alberto pasamos en 2022 al 94.8% y en 2023 al 142.7%.
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Sección: Recomendaciones Recomendables.
A propósito de unas publicaciones mías sobre el conflicto palestino-israelí y la actual ¿guerra? en Gaza, mi amiga Alicia N. me escribió en octubre para recomendarme una nota de Judith Butler, con la poesía que la caracteriza (*).
No tiene el valor de la “novedad”, sí el de la precisión y la belleza del pensar a favor de un mundo habitable con otrxs… o sea, de un mundo. Para mí tiene el inmenso valor de instar a comprender ( lo que siempre supone historizar, cada vez, una y otra vez) y a persistir. En este momento histórico creo que es un llamado a la forma más potente de la desobediencia…(la inservidumbre voluntaria, la voluntad de no ser gobernadxs).
(*) Abro llaves {Quiero aclarar dos cosas: nombro a Alicia sin pedirle permiso y así se constituye en la primera cómplice y partícipe necesaria pero no anoticiada, hasta este instante en que sus ojos acaban de descubrirse en la letra, de este Zine Distorsivo, Pretendidamente Polimatístico y Posiblemente Papelofrístico. El Minúsculo no respeta un sorongo las reglas del copirraigt, la confidencialidad, la amistad ni los acuerdos secretos entre partes. Todo lo que me compartieron, comparten y compartirán, directa o indirectamente, de modo consciente o inconsciente, en cualquiera de los planos universales de nuestra inexistencia, será suceptible de ser expresado por este providencial estornudo a través del que se manifiesta mi estómago resfriado. Abro corchete[ Igual, voy a censurar significativamente cualquier manifestación de afecto que haya tenido lugar en la comunicación transgredida por la ruptura de la confidencialidad para ser incorporada en estos Diegolíticos Papers, lo cual debería librar de culpa y cargo a todos excepto al respetable director, quien no por otras subversividades públicas deberá ser juzgado y absuelto por la historia, y cierro corchete]. Abro paréntesis (A esta altura, distinguido lector, será prístino ante su descomunal talento analítico que el staff del Minúsculo se encuentra ya precarizado, siendo el Departamento de Edición y Corrección Política y Ortográfica el que más ha, usted sabe)}.
En esa entrevista de Roxana Kreimer (la que está antes de la interrupción inaudita impuesta por la sección Recomendaciones Recomendables, es un lío leer un Zine digital…) aclaran otro detalle significativo: puede haber períodos con muy baja inflación (e incluso deflación) sin que eso signifique un bienestar, tal como los desmemoriados podrían recordar viendo las películas de Pino Solanas, entre otros entretenidos registros de menemismo explícito. Cabe preguntarse entonces, tras la experiencia de los Martínez de Hoz, del Menemismo, de la Alianza, del Macrismo… ¿por qué tantas esperanzas en un conjunto de recetas que ya experimentamos desastrosamente antes? Enumero -por si son nuevos en este planeta- los 12 puntos del programa económico de la dictadura. Quizás encuentran alguna correspondencia con plataformas novedosísimas y modernas, identificaciones perfectas con ese promocionado cambio al que no hay que tenerle miedo. Acá van, esa docena de ejes torneados por Martinez de Hoz, el heredero de los chorros que se apropiaron patriciamente de la Patagonia y que servirán para achicar el Estado y engrandecer a LaNación+:
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- Eliminación de controles de precios
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- Eliminación de controles cambiarios
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- Liberación del comercio exterior
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- Libertad de exportación a través de la eliminación de impuestos
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- Libertad de importar, eliminando todo tipo de prohibiciones
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- Liberación de las tasas de interés y reforma financiera
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- Liberación de controles a los alquileres
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- Eliminación de las tarifas políticas de los servicios públicos
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- Eliminación de subsidios
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- Libertad de contratación de los salarios
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- Libertad para las inversiones extranjeras bajo reglas justas y sanas
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- Libertad para la transferencia de tecnología
Tras la implementación de este plan económico, en 1976 el poder adquisitivo promedio de los salarios cayó enormemente, como nunca antes. Y nunca más se pudo recuperar. No se pudo, no se quiso, no se. Pero ahora vuelve, la dorada oportunidad de revivir esos momentos de libertad infinita y felicidad total, esos modernos escalones inequívocos a una Argentina Potencia, esos 12 relucientes giros de 30 grados que nuestro país necesita para sacarse de encima su oscuro pasado. Al volante de esos 12 reverdecientes principios, nos desharemos del anquilosado peso del Estado, del excrementicio Peso Argentino, de sus empresas deficitarias y superavitarias, y podremos desarrollar todo nuestro potencial innovador, triangular materias primas a odiosos compradores comunistas y todas esas cosas que terminamos pidiendo a los gritos. Pidiendo a gritos es una buena imagen para cerrar este texto.