Hacedores


Gracias a la proliferación de tutoriales en diversos formatos, hace años empecé a ver gente practicando artes y oficios como la carpintería, la electrónica hobbista, la permacultura, la cerámica, la calistenia, la programación en lenguajes infrecuentes, la herrería, el jiujitsu (el arte suave) y un sinfín de diversidades así. Son cosas diferentes a disciplinas que anteriormente me habían resultado más afines, como la literatura fantástica, las fisicomatemáticas, el lenguaje BASIC y el ajedrez, todas cosas más relacionadas con la mente que con las manos y el cuerpo.

Recuerdo que cuando era chico intenté construir cajas de madera a partir de cajones de manzana, seguramente para guardar juguetes o enterrar algún tesoro, mediante las herramientas manuales que había en casa (martillo, serrucho, clavos y cosas por el estilo). Nunca logré que las maderas encastraran y duraran, se rompían al cortarlas o clavarlas, y cuando resistían un poco el resultado era visualmente repugnante. Sufría de un déficit de conocimiento, aunque en esa época no lo percibía así y seguramente pensaba que no tenía talento para esos menesteres, aunque no tengo claro a qué atribuia en aquel entonces mis fracasos.

El desarrollo de la red de redes ha permitido que ignorantes como yo puedan acceder a una enorme biblioteca de saberes, en gran parte mediante videos en una amplia gama de calidad y producción. He aprendido cosas de tomas mal iluminadas y también de puestas que compiten con producciones hollywoodenses. Si la barrera del idioma no es un impedimento (en particular el inglés) entonces el único límite para aprender es la energía que uno disponga para ello.

Hay lugares, como Estados Unidos, donde existe una valoración social fuerte de las invenciones y de cultivar habilidades en el ámbito del "hazlo tu mismo" (do it yourself: DIY). En Argentina este espíritu quizás poblaba las viejas secundarias técnicas y también publicaciones marginales como la revista Lupin, pero nunca tuve mucho contacto con esta cultura (mi hermano, que cursó en una ENET, no la tenía en gran estima). Además encuentro una diferencia de perspectivas ya que en EEUU hay una tendencia a especializar la resolución de cada problema sin mezquinar recursos (mediante la creación de herramientas precisas) mientras que la argentinidad se vanagloria de resolver todo a pesar de (o gracias a) una escasez perenne de recursos. Estas dos prácticas no son del todo antagónicas, e incluso sirven para modularse y evitar la creación de adminículos absurdos (no se si estas cosas son inútiles pero al menos son herramientas raras) o creer que todo se resuelve atando cosas con alambre.

Siguiendo el blog de un carpintero norteamericano descubrí un movimiento educativo originado en el norte de Europa (espero haber sido escandinavo en mi vida pasada) que acentuaba el aprendizaje de artes y oficios: el Sloyd. Mientras en mi niñez la hora de "actividades prácticas" en la escuela consistía en destinar dos cuatrimestres a construir un macetero hecho en macramé, los suequitos y norueguitos aprendían carpintería, una especie de origami, costura, tejido y quien sabe cuántas cosas más (¿atletismo?).

Sloyd

Volviendo a la actualidad, que es lo que quería contar originalmente, hay un florecimiento de actividades relacionadas con artes y oficios en el que situo a la revista Make, el sitio Instructables y sobre todo la miríada de canales de YouTube entre los que voy a armar un listado de recomendados que pueden ver sobre el final del artículo. En particular, en cuanto a electrónica y prototipado es imprescindible mencionar al mundo Arduino y Raspberry PI, el concepto de Internet of Things, las impresoras 3D, lenguajes como Processing (y Python!), etc.

El conocimiento por sí mismo no alcanza para desarrollar actividades, hacen falta recursos físicos como herramientas y un taller donde almacenarlas y usarlas. Para mucha gente la solución es asociarse y creo que había algo de esto en tantas casas recuperadas y centros culturales post "argentinazo 2001", al menos esto es lo que se me viene a la mente cuando pienso en cuál puede haber sido un fenómeno local relacionado con arts y crafts, ya que hubo talleres de panadería, construcciones alternativas, huertas orgánicas y cosas así, aunque desconozco si estas experiencias sobreviven (¡se aceptan comentarios!). Hay algunos en el país pero sobre todo afuera: los hacklabs (también llamados hackerspaces, fablabs, makerspaces, hackspaces, etc) que son una suerte de talleres abiertos a la comunidad gestionados con diversas reglas pero en general con cierto grado de organización anarquista, es decir organizados por sus propios usuarios (entiéndase qué lindo concepto: un espacio común de aprendizaje, no estatal). En estos "clubes" hay cursos que pueden ser dictados por un especialista o por un miembro que quiera compartir lo que sabe, hay disponibilidad de espacio y herramientas para desarrollar proyectos de programación, tejido, cocina, metalurgia y lo que pinte (pueden ver el Tour de Noisebridge, un famoso hackerspace en San Francisco, USA).

Estos lugares ofician de catalizadores para acceder al conocimiento, construir cosas individual o colectivamente y también sirven para socializar. Tendría que volver a leer sobre sus orígenes, pero creo que todo se inició en Alemania con el Chaos Computer Club centrado en temas de seguridad informática, pero que derivó en los hackerspaces de hoy. En algún momento quise fundar el Hackerspace Paraná, quizás en algún momento haya que volver a la carga con esa idea. El conocimiento no tiene por qué estar restringido por fronteras.

Estos son algunos canales para curiosear e inspirarse (sobre carpintería hice un listado en mi post de carpintería a pleno):

¿Cuáles canales me recomendarías? Me encantaría visitar otros sitios.