Escrito por Noam Sheizaf. (Artículos de Noam Sheizaf)

Link al artículo original (en inglés).

Publicado: 22 de Julio de 2014

Traducción: Diego Efe y GoogleTranslator.

Sé de muchos palestinos a quienes les disgusta Hamas. Para ellos, sin guerra de independencia. Los israelíes rechazan darse cuenta de eso.

En "The Fog of War" (Niebla de Guerra), excelente documental de Errol Morris, el ex Secretario de Defensa de EE.UU. Robert McNamara habla de una cierta incapacidad para comprender al enemigo, que se deriva de la falta de empatía.

En la película, McNamara, un analista de sistemas brillante, a quien hoy en día se asocia más que nada con la guerra de Vietnam, dice que parte del éxito de la gestión del presidente Kennedy de la Crisis de los Misiles en Cuba fue la capacidad de su gobierno para ponerse en los zapatos de los soviéticos y entender su punto de vista. "En el caso de Vietnam", dice, "no sabíamos lo suficiente como para sentir empatía." Como resultado, cada lado tenía un entendimiento completamente diferente acerca de lo que se trataba la guerra.

Esta comprensión llegó a McNamara recién en 1991, cuando visitó Vietnam y se reunió con el Ministro de Relaciones Exteriores vietnamita. McNamara le preguntó si pensaba que era posible llegar a los mismos resultados de la guerra (la independencia y la unión del sur con el norte) sin las enormes pérdidas. En la guerra murieron entre uno y tres millones de personas, la mayoría de ellos civiles vietnamitas. Esto no incluye los cientos de miles de bajas en la guerra contra los franceses, que tuvieron lugar poco antes. Aproximadamente 58.000 soldados estadounidenses murieron en la guerra de Vietnam.

"Tú estabas luchando para esclavizarnos", le gritó el Ministro de Relaciones Exteriores a McNamara, quien a su vez le respondió que esa era una idea absurda. Casi se fueron a las manos. Pero a medida que pasaba el tiempo McNamara entendió. "Vimos a Vietnam como un elemento de la Guerra Fría", dice, mientras que el Ministro de Asuntos Exteriores estaba tratando de decirle que para los vietnamitas era una guerra de independencia. El comunismo no era el meollo de la cuestión para los vietnamitas. Ellos estaban dispuestos a hacer los peores sacrificios porque estaban luchando por su libertad, no por Marx o Brezhnev.

Las Naciones hacen sacrificios impensables en este tipo de luchas. Un 1% completo de la población judía fue asesinada en la guerra de 1948 (N del T: guerra de la independencia israelí). El público lo aceptó con dolor e insensibilizándose frente a la adversidad, porque al igual que los vietnamitas, sentían que estaban luchando por sus vidas y por su libertad. Nos hemos vuelto mucho más susceptibles a las pérdidas, no porque nos hayamos ablandado, sino porque tenemos una mayor comprensión, y a pesar de todos los slogans del tipo "nosotros estamos luchando por nuestro futuro", 2014 no es 1948.

Más de 2.000 palestinos murieron en las tres operaciones militares en Gaza, sin incluir la Segunda Intifada. La mayoría de ellos eran civiles. He intercambiado correos electrónicos con gente de Gaza en los últimos días. Son personas que no se interesan tanto por Hamás en su vida cotidiana, ya sea debido a su ideología fundamentalista, la opresión política u otros aspectos de su gobierno. Pero sí apoyan a Hamas en su guerra contra Israel; para ellos, luchar contra el bloqueo es su guerra de independencia. O por lo menos una parte de ella.

La exigencia frecuentemente escuchada en Israel, de que la gente de Gaza proteste contra Hamas es absurda. Incluso si dejamos de lado el hecho de que los propios israelíes odian a las protestas en tiempos de guerra, igual esperan que los palestinos realicen un levantamiento civil bajo fuego. Los habitantes de Gaza apoyan a Hamas en su guerra contra Israel porque la perciben como parte de su guerra de independencia. Un guerrero de Hamas que jura por el Corán no es diferente de un Vietcong recitando La Internacional antes de salir para la batalla. Este tipo de rituales deja una fuerte impresión, pero no son la verdadera historia.

Los israelíes, tanto la izquierda como la derecha, se equivocan al suponer que Hamas es una dictadura que combate a Israel contra la voluntad de su pueblo. Hamas es de hecho una dictadura, y hay muchos palestinos que con mucho gusto lo verían caer, pero no en este momento. Ahora mismo no tengo ninguna duda de que la mayoría de los palestinos apoyan los ataques contra soldados de las Fuerzas de Defensa Israelíes a Gaza; apoyan el secuestro como un medio para liberar a sus presos (a quienes ven como prisioneros de guerra) y el hecho desagradable es que la mayoría de ellos, creo, apoyan el lanzamiento de cohetes contra Israel.

"Si tuviéramos aviones y tanques para combatir al ejército israelí, no necesitaríamos lanzar cohetes", es una frase que he escuchado más de una vez. Como israelí, es desagradable para mí escucharla, pero uno debe al menos tratar de entender qué hay detrás de esa posición. Lo que es seguro es que el bombardeo de Gaza no les va a cambiar la cabeza. Todo lo contrario.

Un palestino llora cerca de los escombros de su casa después de la última ronda de ataques israelíes contra Al Shaja'ia, Ciudad de Gaza, 20 de julio de 2014.** (Anne Paq / Activestills.org)

"Pero si ellos no dispararan cohetes o lanzaran ataques terroristas no habría ningún bloqueo. Entonces, ¿qué es lo que quieren?", pregunta el público israelí. Después de todo, nosotros ya nos fuimos de Gaza.

Volvamos a McNamara y Niebla de Guerra. McNamara le dijo al canciller vietnamita en 1991 que si los ciudadanos de Vietnam hubiesen abandonado el comunismo, los EE.UU. ni se hubiesen interesado en ellos. Podrían haber tenido tanto su independencia como su unidad. Pero a los ojos de los vietnamitas las cosas se veían completamente diferentes. Tan pronto como lograron expulsar a los franceses, se aparecieron los norteamericanos. El colonialismo sencillamente nunca se detuvo. La elección era entre un régimen corrupto patrocinado por Estados Unidos en el sur y una guerra horrorosa con el norte.

Para los palestinos, la elección es entre la ocupación por delegación en Cisjordania (N del T: quizás se refiere al rol de Al-Fatah) y una guerra en Gaza. Ninguna ofrece esperanza, ni tampoco son formas de libertad. La promesa de Israel --que el fin de la lucha armada traerá la libertad-- no es digna de confianza, tal como pusieron de manifiesto las experiencias de los últimos años. Eso simplemente nunca sucedió. Los años tranquilos en Cisjordania no han acercado a los palestinos a un estado independiente, mientras que la tregua de entre-guerras en Gaza no ha traido alivio al bloqueo. Uno puede discutir las razones de que esto haya sucedido, pero no se puede debatir la realidad.

Hamas cuenta a los palestinos la simple verdad: la libertad viene a costa de la sangre. La tragedia es que por lo general nosotros (N del T: los israelíes) proporcionamos la evidencia. Después de todo, la evacuación de los asentamientos de Gaza se produjeron después de la Segunda Intifada, y no como resultado de negociaciones. Los Acuerdos de Oslo se produjeron después de la Primera Intifada; antes de eso, Israel rechazó incluso el conveniente Acuerdo de Londres entre Shimon Peres y el rey Hussein de Jordania.

Los israelíes están convencidos de que están combatiendo a una organización terrorista impulsada por una ideología islámica fundamentalista. Los palestinos están convencidos de que los israelíes buscan esclavizarlos, y que tan pronto como la guerra termine el bloqueo será reforzado. Dado que esto es exactamente lo que Israel tiene la intención de hacer, tal como nuestro gobierno ha declarado en repetidas ocasiones, ellos no tienen ninguna razón para dejar de luchar.

Hamas puede aceptar un alto el fuego pronto. Su régimen podría colapsar. De cualquier manera, es sólo una cuestión de tiempo antes de que se produzca la próxima ronda de violencia. Las vidas humanas no son más baratas para los palestinos de lo que son para nosotros. Pero las naciones que luchan por su libertad soportarán los peores sacrificios. Como en Shujaiyeh.