Con la combinada ya completamente desarmada pude completar la limpieza de todas sus partes. Después de pasar trapos húmedos me aboqué a la tarea de untar el cuadro con removedor en gel para dejar el metal pelado. Algunas gotas de gel salpicaban al pasarlo con brocha. Te dabas cuenta inmediatamente por el ardor que produce su contacto en la piel. Como hacía calor, y a pesar de usar guantes de latex, me quedaban los brazos expuestos así que fue indispensable tener un balde con agua cerca para enjuagar las salpicaduras. Esta labor fue bastante molesta, así como todo el resto del proceso hasta terminar de pintar. Nunca antes había hecho algo así, ni siquiera pintar con latex una pared. Quizás haya perdido plata con esta inversión, pero por lo menos vengo aprendiendo muchas cosas, ja.
Luego de pasar el gel, hay que esperar un poco para darle tiempo a que actúe. Luego de un rato se empiezan a despegar pedacitos de pintura que se terminan de salir aplicando medios mecánicos y abrasivos. Cada proceso que se volvía tedioso me alentaba a buscar alternativas que lo faciliten, así que en este paso me dieron ganas de comprar un escariador, que es un dispositivo que se usa en conjunto con un compresor de aire (también existe como accesorio para taladros eléctricos, pero no vi ninguno disponible para comprarlo online). Consiste de un manojo de barritas o agujas de metal que se eyectan muchas veces por minuto sobre una superficie. Al rebotar van aflojando o directamente quitando todo el óxido y la pintura que estén sueltos. En este video del excelente canal The Post Apocalyptic Inventor se muestran varios métodos para remover óxido y pinturas en un torno de madera antiguo. La herramienta a la que me refiero se muestra a partir de los 4:45. En Argentina se consiguen de la marca AMX a ARS 1150 (USD 65), sin contar el compresor.
Contuve a duras penas el nivel de consumismo en sangre. El compresor estaba bueno no solo para la escariadora sino después para pintar, para limpiar con el soplete de aire, y para disponer de lijadora, clavadora y otras herramientas neumáticas, que descubrí que tienen varias ventajas. Me puse a evaluar compresores y pregunté en foros, fui a probarlos para escuchar el nivel de ruido que es bastante molesto, pregunté en Mercado Libre y armé tablas comparativas. Concluí en que me compraría un compresor grande, a correa, de 100 lts y 3 HP, pero no tengo el lugar ni el dinero, así que todo quedó en stand by. Pensé: ya tengo un montón de herramientas, paremos un poco con los gastos. Probé con unos cepillos de alambre que alguna vez compré por dos pesos. Se colocan como accesorio en un taladro, pero en gran parte fue más fácil y rápido usar los bordes de una espátula y en otros casos lana de acero o pedazos de lija. La máquina quedó más o menos como se ve en la foto.
Aca un detalle de la parte más oxidada, sobre la base, donde estaba fijada a unos tacos de maderas que elevaban la máquina sobre el nivel del suelo. los tacos estaban en estado de total putrefacción.
Uno de los productos que usé, con resultado dispar, fue un líquido llamado fosfatizante. Es una dilución de ácido fosforoso que tiene algunos otros elementos (al menos la versión comercial que compré yo) y también desengrasa y limpia. Se utiliza para desoxidar y es realmente efectivo si uno deja sumergidas las piezas durante un rato largo. Me sirvió principalmente para recuperar algunos tornillos, arandelas, y otras piezas pequeñas, que se limpiaron de óxido. Lo pasé también sobre partes del cuadro, pero por la forma de aplicación no logré resultados visibles. No llegué a condensar un procedimiento de limpieza y pintura del metal, porque en algunos sectores usé lana de acero y di un par de manos de anti-óxido, y en otros también utilicé fosfatizante, y en vez de anti-óxido apliqué convertidor de óxido, que es diferente. Si lo tuviese que hacer de nuevo tendría que ponerme a pensar qué hacer. Debajo una foto de la primera aplicación de convertidor o anti-óxido y sobre el fondo se ve la primera prueba del esmalte de color azulejo.
Le di dos manos de anti-óxido a todo el cuadro, según recomiendan las instrucciones de aplicación en el recipiente del producto. La primera mano fue más fácil, en la segunda se volvió más dificil discernir donde pintar porque a medida que el antióxido se secaba se complicaba identificar las partes que sólo tenían una mano. Usé pedazos de cinta de papel para identificar las partes que requerían una segunda mano. Pueden ver en la imagen el resultado de completar esta etapa.
El tema de la pintura también me estimulaba el deseo de comprar un compresor y una pistola. Mi elección hubiese recaido sobre un compresor Dogo (de fabricación china pero con altos estándares de calidad según muchos testimonios) y una pistola Mota P700. Un compresor alternativo que también me interesó es de marca FMT, con un gran precio en una ferretería industrial que frecuento, donde también ofrecen el servicio técnico directo.
El antióxido lo di con pincel, pero luego descubrí la utilidad del rodillo, aunque el primero siguió siendo necesario para los bordes en los que el último no alcanzaba a dejar huella. Pintar con pistola parece de una facilidad suprema, una vez que uno aprende a regular la viscosidad de la pintura y los controles de la pistola. La limpieza de pinceles y rodillos con aguarrás es muy molesto y genera residuos agresivos para la naturaleza. Tengo pendiente ilustrarme respecto de las pinturas de base acuosa, que solucionarían este gran problema.
Otra herramienta que miré con ganas fue el equipo de pintar a turbina. En Argentina hay unos muy populares llamados Adiabatic y otros mucho menos difundidos de marca Maer (aunque sí son muy populares por su buena calidad las pistolas de pintar de esta marca), ambos de producción nacional. En este caso hubiese elegido un Maer TC903, el más grande de los 3 que ofrecen (tengo tendencia a elegir sobredimensionando mis necesidades, a veces en varios órdenes de magnitud), con excelente pistola y menor precio que el EC3000 de Adiabatic. Cualquiera de ellos permite pintar con distintos tipos de pintura, pegamentos, barnices, selladores, esmaltes, antióxido, lacas y demás, y son del tipo HVLP (high volume low pressure, es decir alto volumen y baja presión). Estas características permiten reducir la niebla que se produce por el rebote de la pintura en la superficie a pintar, que se genera debido a la alta presión con que sale de los sopletes convencionales. De paso ahorran pintura, son portátiles, y no requieren de un compresor adicional. Se utilizan para trabajos muy diversos, como pintar metales, maderas y paredes. De hecho, lo evalué bastante por la posibilidad de aprovecharlo eventualmente para pintar mi casa (viendo videos también descubrí los equipos airless, pero dejo para comentarlo en otra oportunidad, ya que no sirven para otra cosa que pintar paredes).
Decidí aplicar los productos por separado (dos manos de antióxido o convertidor, y encima dos de esmalte sintético) porque me pareció que sería mejor que el protector quede asentado sobre la superficie del metal y la pintura por encima impermeabilizando y protegiendo la capa más profunda de anti-óxido o convertidor. Estos productos son tradicionales y funcionaron muy bien durante años. Actualmente se usan más los esmaltes 3 en 1 que combinan anticorrosivo, convertidor de óxido y esmalte sintético, y si bien dicen los vendedores que funcionan muy bien yo creo que como todo producto genérico es aplicable más fácilmente pero con peor performance en el largo plazo, que los productos específicos para cada función. Además, hay más variedad de colores de esmalte sintético, pueden ver en la imagen el gris espacial y en algunos lugares una capa de azulejo y de naranja.
Me gustó el efecto difuminado que se ve en la fotografía anterior, pero decidí dejar colores sólidos así que apliqué una segunda capa y este fue el resultado:
Después recomenzó el mismo proceso pero en las dos camas de la garlopa y la cama de la cepilladora. Primero una limpieza, aca pueden contrastar el estado original y cómo queda tras pasar el cepillo de alambre con el taladro.
En la siguiente imagen se ve la manivela que ajusta la altura de la garlopa, con el óxido brillante por la presencia de gel removedor. El borde se ve blanco en la zona donde usé un cuchillo de cocina para levantar la pintura y eliminar la masilla blanca. En todo el proceso tuve una máscara anti-polvo para no aspirar los residuos, puesto que antiguamente las pinturas contenían plomo, y esta masilla tampoco parece muy amigable con las cilias del aparato respiratorio.
Acá un detalle de la zona con la pintura y la masilla en su estado original y sobre la derecha luego de hincar el cuchillo de manera asesina. Queda a la vista el metal con bastantes imperfecciones.
Debajo otra vista de la misma cama, al darle la primera mano de antióxido.
Una vez cubierto todo con antióxido, y tras una primera mano de esmalte, la cosa empieza a tomar color.
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